pensar: la belleza oculta en peligro de extinción.

pensar: la belleza oculta en peligro de extinción.

Hace más de un año que este Blog, no sólo mío, sino también el de muchos amigos, no ha tenido actividad, pero todo llega o quizás es que sencillamente, como se suele decir, “no era el momento”.  

La pandemia nos paralizó a todos, convirtiéndose en un catalizador de cambios para muchos y también de motivo de excusas para otros; en cualquier caso, estamos y seguimos, en esencia, donde lo dejamos, incorporando experiencias, otras perspectivas y reflexiones compartidas. 

No entraremos en valorar los últimos dos años, pues cada uno, seguro, ya sabemos en qué medida nos ha afectado su onda expansiva en distintos planos.  

Volver al aula, de nuevo, y unirme a un nuevo proyecto educativo  me ha enriquecido, cuestionado, desafiado y en definitiva me ha hecho incorporar matices, particularmente en cuanto al contexto de nuestros adolescentes en las aulas. Me gustaría rescatar el concepto del pensamiento como herramienta esencial en el desarrollo de nuestros alumnos, futuros adultos de un mundo que presenta un escenario interesante.

La belleza oculta

Sometidos a la imagen virtual de la felicidad, la instantaneidad, experiencias solubles, inmediatas y consumibles, nos encontramos en la red perfecta de esa pseudo belleza que suplanta de forma casi fulminante la realidad, y a veces ni nos damos cuenta. Y de esto no sólo hay que victimizar a la generación de nuestros hijos, también alumnos, sino a muchos de nuestros como adultos. 

La verdadera belleza parece haber entrado en un plano más oculto y de ahí el desafío del momento, como adultos y como educadores. PENSAR se ha convertido en un elemento de valor, en un ARTE y precisa de horas de trabajo y esfuerzo para poderlo presentar con todo su esplendor, pues en los últimos años ha ido decayendo su presencia y se encuentra en peligro de extinción. 

Nos ocupamos de aprender a razonar: como capacidad analítica de valorar y llegar a conclusiones fundamentadas; algo que nos ayuda a equilibrar y filtrar lo que nos llega de fuera, una herramienta necesaria como parte del aprendizaje de nuestros alumnos y que lucha permanentemente contra los golpes de “click” de los dispositivos. Es clave la dirección pedagógica de nuestros colegios para que las “key questions” que se formulen a los alumnos les rete a analizar y que su misión de ver de dónde extraen las respuestas les sea, cada vez, un poquito más difícil. 

¿lo hemos conseguido? no, en absoluto; hay conciencia acerca de la capacidad analítica como destreza incorporada de forma casi transversal en el aprendizaje de aula, pero queda esa labor más allá del colegio y que, sin duda, supone un enorme desafío al tener que contrarrestar la proporación de estímulos recibidos vs análisis de necesidad y autenticidad.

Sin embargo, y vamos más allá, si razonar nos parece algo en proceso de recuperación, hablemos de pensar y cuál es la diferencia.

José Carlos Ruiz, Doctor en Filosofía Contemporánea de la Universidad de Córdoba, define pensar como un recurso esencial para poder forjar una identidad propia y auténtica.

En post anteriores hemos comentado conceptos como “freethinkers” o “pensamiento crítico” como anclajes fundamentales de cualquier proceso de trabajo y de aprendizaje, y más ahora en una sociedad tan desalineada y con el punto de mira en la compensación a través de la capacidad analítica. Sin abandonar lo anterior, hablemos de pensar, no como algo superfluo, sino como algo que hay que entrenar, como medida preventiva, como hábito natural, convirtiéndolo en filosofía de vida

¿Por qué “pensar” es un ejercicio más complejo?  Al puro proceso analítico, al que veníamos acostumbrados, hay que añadir la comprensión de la circunstancia que nos rodea, qué factores resuelven el problema, valorando lo que la situación gana y lo que la solución aporta en valor, siendo además capaces de expresar adecuadamente procesos y elementos que se han tenido en cuenta. Ser capaces de encontrar la solución óptima es un ejercicio que haremos durante toda nuestra vida, con lo que merece la pena que nuestros alumnos estén capacitados de pensar más allá de razonar, sin más. 

…despertar o rescatar la curiosidad humanística por pensar no es en sí mismo un fin, sino un medio para SER…

Aristóteles, aquel discípulo que desafió a su propio maestro, ya apuntó en el mito de “Carro Alado” que “no hay nada en vano” y si el hombre es capaz de hablar y expresarse, es precisamente para poder construir un comportamiento más virtuoso que vaya más allá del puro racionalismo del control de las emociones y de los sentimientos, incorporando el mundo de las creencias como parte del ejercicio de pensar, como un óptimo más completo que nos eleva y nos diferencia del puro algoritmo artificial. 

Si conseguimos rescatar y colocar en la balanza, contrarrestando la volatilidad de la inmediata belleza consumible, la capacidad de razonar, y el ejercicio de pensar como forma de vida, estaremos forjando en nuestros alumnos no sólo un escudo poderoso para poderse proteger del hiperconsumismo, sino para poderse valorar tal son. El “pensamiento crítico” no es una moda, es un medio, una actitud, una filosofía de vida que enseña a nuestros alumnos de hoy, que dudar y establecer distancia para comprender más y mejor el contexto, siendo permeables a lo intangible, nos llevará siempre a la decisión más adecuada.

#freethinker #criticalthinking