01 Mar ¿Confundimos liderazgo?
Leemos, nos formamos, escuchamos y aún así seguimos viendo carencias y muchas entre aquellos que están al mando de dirigir un proyecto de menor o mayor envergadura. Muchos “líderes” fallan, sin intención, quizás porque no sean “líderes” sino gestores, por mucho que nos empeñemos en verlo de otro modo.
¿En qué nos equivocamos? me incluyo en la respuesta pues no deja de ser una reflexión donde comento algunas de las trampas en las que podemos caer alguna vez.
Dejando al margen cuestiones obvias, a veces demasiado obviadas, como la formación o consultoría, solemos NO escuchar, no escuchar con suficiente tiempo, atención y de forma analítica. Solemos ir de urgencia en urgencia, con la capa de superhéroe pretendiendo dar la imagen que todos esperan: poseedores de la respuesta correcta para todo.
Solemos NO preguntar demasiado pues puede ser incómodo o ser confundido con “cuestionar” en lugar de “ayudar a pensar”.
Solemos NO delegar porque está mal visto o por ser seña de “debilidad”, mejor todo nosotros y así nos aseguramos que todo va bien, olvidando que la “supervisión” no excluye delegar.
Solemos NO tener tiempo para valorar de forma positiva lo que funciona bien y solemos NO expresar con claridad las áreas de mejora de los equipos, quedando más a comentario de café con terceros.
Solemos NO admitir bien la crítica porque según se exprese y de quién venga, no sienta bien. Solemos perdernos en la puesta de escena del comentario, más que del mensaje en sí, obviando lo positivo con lo que quedarnos.
Solemos NO tener en cuenta la capacidad de las personas y sus fortalezas, su opinión y visión en el procedimiento de determinadas decisiones. Solemos perdernos en objetivos y llevarlos adelante pues éstos priman, apresuran y no caemos en qué se pueden y deben cuestionar.
Solemos NO dejar que sean los equipos los que obtengan más reconocimiento, olvidando que nosotros somos un mero recurso para que ellos hagan su trabajo mejor: un recurso analítico, facilitador, agradecido, empático y humano que sabe reconocer cuando a veces hay que resolver cuestiones insignificantes para que lo importante fluya vertiendo ahí el máximo cuidado y esmero de las personas que lo hacen posible.
“The most important single ingredient in the formula of success is knowing how to get along with people.”