09 Abr One day or day one, you decide
“la experiencia por sí sola carece de valor”
, publica en Twitter de Mr. Geurin, al que recomiendo seguir.
“Llevo más de 10 años en la docencia” o “más de 25 años en mi profesión” lo habremos oído más de una vez y aunque me circunscribo más al entorno de la educación; en este sentido creo que es extensible a cualquier otro. La experiencia es un concepto que viene asociado a respeto profesional, referencia para los recién incorporados y anclaje en el que apoyarnos cuando buscamos ciertas respuestas en la toma de decisiones, excelente tenerla pero sería error ver sólo a través de ella.
Asistimos a un movimiento global de cambio donde ese valor concedido a la experiencia es insuficiente: los años no son garantía de sabiduría plena y el tiempo dedicado a hacer lo que hasta ahora hacíamos, no excluye ser cuestionado en el modo de proceder. Aprendizaje e Innovación va de la mano y lo que hicimos ayer será insuficiente para el mañana; ¿desalentador o desafiante?
Hace unas semanas visité un centro educativo privado muy reconocido en su zona, joven en su hacer y con un personal docente mezclado en nacionalidades y en conjunto cálido en su dedicación a alumnos y familias. Mi objetivo era hacer una evaluación diagnóstica de la situación pedagógica, más por previsión que por urgencia.
La experiencia en la Gestión y Dirección de un centro educativo anterior, de mayor dimensión y similar proyecto, podría suponer un valor, pero ello no podía llevarme exportar lo que conocía a las recomendaciones en el hacer de otro colegio diferente. Dejarme confiar sólo en ello, habría hecho que me perdiera en ideas preconcebidas y en crear patrones aplicables a otros contextos; así que había añadir: observar con actitud neutra; formular buenas preguntas, como forma de hacer pensar; escuchar cómo otro modo de aprender; y reflexionar, añadiendo el filtro del punto de partida como referencia y no como modelo de gestión.
¿y si envolvemos la experiencia con algo más? ¿nos sería de más ayuda?
# No saber nada a veces te prepara mejor para aprender: partir de cero es una ventaja, si está bien gestionado, te prepara mejor para escuchar y aprender; te templa y te ayuda a recoger otras perspectivas de forma más natural.
Hay momentos en los que toca reservar y no abusar del poder de lo conocido, pues nos impedirá ver. Ponerse ante un “lienzo en blanco” es necesario como equipo y como individuo; despierta la curiosidad por buscar y la creatividad de crear procesos diferentes.
Llevar diez años en la docencia, como ejemplo, puede llevarnos a pensar que quedan diez más por aprender o que haremos diez años más lo mismo, ello dependerá de nosotros.
Se asume, como parte de desarrollo estratégico de muchos colegios, la formación activa de nuestros equipos docentes y dirección; pero no siempre se aplica lo aprendido de forma consistente en las aulas. Nuestra experiencia a veces pesa y nos cuesta reflexionar cómo incorporar otras prácticas beneficiosas para nuestros alumnos; probamos de forma excepcional y son muy pocos aquellos que dan a la experiencia el valor de “red de seguridad”, como espacio de inversión para canalizar otros escenarios de aprendizaje; ¿sucede de forma natural?
# No compartir perspectivas con otros@s compañeros nos convierte en islas de información
A la oleada de formación activa, añadimos como desafío incorporar la reflexión sobre lo aprendido y otro más, el del compartir entre equipos de trabajo. En un momento de alta tecnificación y donde los procedimientos parecen ahogar el tiempo, no podemos convertirnos en “islas” de información; no nos podemos permitir no compartir nuestras preocupaciones o experiencias aprendidas, el tiempo es mínimo y nuestros alumnos se beneficiarán de la consistencia de nuestro avance. ¿cuántos momentos se destinan a enriquecernos de lo que otros compañeros ya han probado en el aula?.
Estamos en un momento donde lo conocido (experiencia) hay que acompañarlo de actitud para seguir aprendiendo, estando preparados para cambiar algunas de las destrezas adquiridas por otras que sean ahora más necesarias. Si no reflexionamos, la experiencia nos llevará a replicar lo que ya llevamos mucho tiempo haciendo, salvo un matiz, ahora es diferente. Según World Economic Forum (WEF) un 42% de las destrezas que hoy conocemos serán reformuladas en 2022. Así está el asunto, aunque podemos seguir pensando que nunca sucederá.
Esto no va de “egos” o de “vivencias”, va pasión y propósito: pasión como esencia incombustible para seguir emocionandonos y emocionando con lo que hacemos y propósito para continuar evolucionando en una cuarta revolución de algoritmos, manejo de datos, reaprendizaje de destrezas en entornos de trabajo variados, mapas de generaciones de personas donde conviven distintos objetivos y diferentes forma de trabajar y comunicarse.